Para que seamos un poco más exigentes con muchas afirmaciones carentes de sentido, les dejo una simpática historia contada en el muy recomendable y actual libro “ E l mundo y sus demonios”, de Carl Sagan. En mi garaje vive un dragón que escupe fuego por a boca”. Supongamos que yo le hago a usted una aseveración como esta. A lo mejor le gustaría comprobarlo, verlo usted mismo. A lo largo de los siglos ha habido innumerables historias de dragones, pero ninguna prueba real ¡Qué oportunidad! -Enséñemelo -me dice usted. Yo le llevo a mi garaje. Usted mira y ve una escalera, latas de pintura vacías y un triciclo viejo, pero el dragón no está. -¿Dónde está el dragón? -me pregunta. -Oh, está aquí -contesto yo moviendo la mano vagamente-. Me olvidé de decir que es un dragón invisible. Me propone que cubra de harina el suelo del garaje para que queden marcadas las huellas del dragón. -Buena idea -replico-, pero este dragón flota en el aire. Entonces propone usar un sensor in
"Que innecesario es inventar fantasías cuando la verdad es más fascinante" (Jamie Kaler)