Los mexicanos son maestros en el arte de representar la muerte y festejarla. En el México prehispánico, aztecas, mayas, purépechas, nahuas y totonacas ya tenían entre sus rituales fiestas sobre la muerte. Tras las guerras entre pueblos, era una tradición conservar los cráneos de los enemigos como trofeos para mostrarlos posteriormente en rituales que se relacionaban con la muerte y el renacimiento. Y un gran representante moderno de esta tradición fue el pintor, grabador y caricaturista mexicano Guadalupe Posada (1852-1913), famoso por sus litografías con escenas de muerte, estampas populares y caricaturas sociales, inspiradas en el folclore, y quien imprimió un humor inquietante al tema.
"Que innecesario es inventar fantasías cuando la verdad es más fascinante" (Jamie Kaler)