¿Quiere que su hijo se gane la vida en el laboratorio de Los Álamos o vendiendo proyectos secretos a Irán? ¿O que llegue a ser como Peter Parker a la hora de obtener superpoderes por la picadura de una araña irradiada por la energía nuclear? Antes esto era algo más fácil. Muchos lo consideran “el juguete más peligroso del mundo”…, y no, no era un libro sobre pensamiento crítico. Solo era un pequeño laboratorio infantil producido en una época en que las normas para que un juguete saliera al mercado eran muchísimo más relajadas. El kit educativo de energía atómica costaba 50 dólares, un valor bastante elevado en aquel entonces y equivalente a unos 400 euros actuales. Incluía cuatro tipos de muestras de uranio, un espintariscopio, una cámara de niebla, un electroscopio, un contador Geiger, un cómic y un par de manuales, incluyendo uno sobre cómo buscar uranio. Pienso que el contador Geiger también daba a los padres la infeliz oportunidad de medir cuán contaminado
"Que innecesario es inventar fantasías cuando la verdad es más fascinante" (Jamie Kaler)